Liderar es poner el foco en las personas
Desde que me sumé a Teamcubation, reafirmé algo que ya intuía: detrás de todo desarrollo tecnológico, del software más complejo o de los avances en inteligencia artificial, siempre hay un factor común y esencial que lo hace posible: las personas.

Es fácil perderlo de vista en un entorno tan técnico y orientado a resultados, donde muchas veces se priorizan los plazos, las tecnologías o la eficiencia. Pero nada de eso cobra verdadero sentido si no reconocemos el valor humano que hay detrás de cada línea de código.
Cuando las personas se sienten valoradas, acompañadas, desafiadas y escuchadas, no solo hacen bien su trabajo, se transforman, se animan a crecer, y descubren que pueden ir mucho más lejos de lo que pensaban. Y ahí es donde ocurre la verdadera magia del desarrollo, no solo profesional, sino personal.
Por eso, quiero compartir algunas experiencias que para mí fueron un punto de inflexión en este camino, y que me hicieron entender por qué el trabajo centrado en las personas marca la diferencia.
También soy una persona
Entré a este rol con miedo. Miedo a no saber lo suficiente, a no estar a la altura, a fallar como líder. Pero en el proceso descubrí que, cuando el entorno es cálido, el equipo te apoya y confía en vos, empezás a sacar lo mejor de vos mismo. Ese fue mi primer gran aprendizaje: el trato humano, la contención y el respeto no solo impactan en el rendimiento, sino en la autoestima y la evolución profesional. Y eso, en Teamcubation, se vive desde el primer día.
El equipo también está hecho de personas
Puede parecer obvio, pero no lo es. Cada integrante tiene días buenos y días difíciles, se puede equivocar, frustrar, entusiasmar o dudar. Entender eso me ayudó a liderar mucho mejor.
Aprendí a observar a las personas con más empatía, a preguntar cómo están antes de hablar de tareas, a ofrecer un espacio donde puedan sentirse escuchadas sin miedo al juicio. Porque cuando alguien se siente comprendido, se relaja, se abre, y desde ese lugar de confianza mutua es mucho más fácil acompañar procesos de mejora, construir buenos vínculos y lograr un crecimiento real.
Escuchar activamente, contener cuando hace falta, ser flexible sin perder el foco, todo eso contribuye a generar un clima en el que las personas se sienten seguras para aprender, proponer y superarse. Cuando esa confianza está, es mucho más fácil acompañar al equipo, moldear su desarrollo y potenciar su crecimiento. Y cuando eso sucede, no solo mejora el rendimiento del equipo, también se fortalece el compromiso, la colaboración y la calidad del trabajo que entregamos.
Un entorno humano genera mejores resultados
Cuando un equipo se siente bien, trabaja mejor. En este tiempo aprendí que no hay técnica ni metodología que funcione si no se construye un buen clima. Y en Teamcubation eso se ve reflejado en todo: desde la cultura de colaboración, hasta la participación activa de neuropsicológicos que ayudan a los equipos a desarrollar habilidades emocionales, comunicarse mejor y gestionar conflictos con empatía y madurez.
Este enfoque integral, que va más allá de lo técnico, genera un impacto real en los vínculos, en la motivación diaria y, en última instancia, en los resultados concretos de cada proyecto. Acá no se trata solo de cumplir con entregables, sino de disfrutar el proceso, aprender juntos y fortalecernos como personas y profesionales. Y cuando eso sucede, los logros llegan como una consecuencia natural.
La verdadera transformación es humana
Mi mayor reflexión es que, más allá de la tecnología, trabajamos con seres humanos. Formar profesionales implica también ayudarlos a reconocer su propio valor, a confiar, a crecer como personas. Y ese enfoque, que para muchos es diferencial, en Teamcubation es la base de todo lo que hacemos.

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